lunes, 25 de febrero de 2008

You'll never walk alone


El pasado viernes 22 fuimos a ver una función de teatro, al Centro Cultural "La Jaramilla" de Coslada. La compañía LARUMBEdanza bailaba Mi cuerpo es...un poema. Era una de esas funciones pensadas para el público juvenil, en este caso resultó getafense (de los IES Silverio Lanza y Manuel Azaña, el nuestro). El espectáculo estaba compuesto de ocho escenas que combinaban música original (hip hop, flamenco...), danza y poesía. Los poetas (Fernando Arrabal, Gloria Fuertes, Blas de Otero, Juan Ramón, Pablo Neruda...) y los poemas estaban bien elegidos, pero no calentaron nuestros corazones, no nos emocionaron. Al escribir esto me pregunto porqué, si todo era correcto, vistoso, llamativo y dejaba escapar destellos de belleza contemporánea.

Acudir al teatro con grupos de alumnos puede parecer o no idóneo. Los que lo defendemos decimos que - a pesar de los mil inconvenientes - estamos enseñando o mirar y a interpretar, estamos formando futuros espectadores, estamos formando ciudadanos. En esta ocasión nos interesa particularmente acercar el teatro a jóvenes recién llegados de distintos rincones del mundo, porque una función teatral, cocinada, adornada y puesta en pie es parte de la cultura que acaban de empezar a conocer. La danza y sus lenguajes universales facilitan la comprensión y, casi siempre, apasionan rápidamente.

Hace unos meses acudimos a otra función de Trasdanza y se produjo la comunión buscada entre los de arriba y los de abajo; nuestro público se apasionó. Curiosamente en el repertorio aparecía un cuadro Cuando mis pasos van... que tiene como base Tu risa, de Pablo Neruda y Nanas a la cebolla, de Miguel Hernández. Era una danza sencilla, donde una pareja de bailarines, unidos a una cámara de vídeo hacían un paso a dos, poniendo sus cuerpos al servicio de un "...no me quites tu risa porque me moriría". Su juventud, su belleza y los juegos multimedia consiguieron encantar; pero el viernes pasado no sucedió lo mismo con una pieza idéntica.

Bajo el paraguas del pesimismo, el sábado 23 leía yo un artículo de Vicente Verdú en el que afirma que un himno futbolístico une más que cualquier otra seña de identidad. Se refire al himno del Liverpool, una vieja canción: "Nunca caminarás solo", que se canta cuando se gana, pero también cuando se pierde, y siempre en grupo. La colectividad te empuja, te levanta, te protege, te hace uno de ellos. Nuestros alumnos extranjeros, chicos y chicas, incluso los que han llegado a España en enero, saben ya de que equipo son; conocen su bandera y su escudo y son capaces de emocionarse al corear un gol. ¿Será la inmersión cultural?